Cuenca. Mil quinientos trece.
¡Cómo no! Los españoles
los primeros que pidieron
la fiesta del Dulce Nombre.
Y entre caprichos hispanos
con apoyos de la corte,
San Simón y sus hermanos
trinitarios, los crisoles
donde fundir amoríos
a tu advocación conforme.
Tu día es día del mes
de septiembre, día doce.
como fueron doce tribus,
doce Patriarcas, Apóstoles,
doce planetas y meses,
doce el número de amores
que hace ya catorce años
te encargaron, porque ahondes
con tu donaire y tu gracia,
para nos y en nuestro norte.
De todo aquel siglo veinte,
ninguno de sus autores
logró Dolorosa tal
de más novedoso aporte.
Por ello, Dulce María
de cordobeses acordes,
decimonónica estampa
que nos vence y nos demole,
es tu advocación poesía
con la que nadie se asombre.
San Emilio es el joyero
y Fígares es tu corte;
de trinitario pasado
para que al futuro alfombres
con tan escueto piropo
que te llama Dulce Nombre.
David Jiménez de Muriel